El Air‑King, un descendiente del Oyster que los pilotos más valientes de la historia han llevado en sus muñecas, rinde homenaje a aquellos que lograron conquistar sin precedentes los cielos.
La era de todos los récords
Tras el triunfo de los pioneros de la aviación, Owen Cathcart‑Jones, Arthur Clouston, Anthony Ricketts y Alex Henshaw hicieron historia en la década de 1930. Con Rolex Oysters en sus muñecas, los pilotos británicos batieron varios récords de velocidad, rendimiento y larga distancia volando de Inglaterra a los confines del Imperio británico.
Los aviadores alabaron el reloj por su fiabilidad y resistencia frente a las condiciones extremas halladas durante sus viajes. Sus valoraciones contribuyeron al perfeccionamiento de los futuros modelos de toda la gama Oyster Perpetual.
Cada vez más lejos
En una época en la que la aviación era una proeza física y técnica, Rolex brindó su apoyo a los héroes de los cielos. La expedición Houston, que sobrevuela por primera vez el Everest en 1933, va equipada con relojes Oyster.
A bordo de su biplano, lord Clydesdale y el teniente coronel Stewart Blacker fallaron en su primer intento debido a las condiciones meteorológicas particularmente adversas. Sin embargo, varios días más tarde, el 19 de abril de 1933, el sol estaba alto en el cielo cuando su avioneta alcanzó con éxito la altitud de 9000 metros y sobrevoló la cima del Himalayas.
En el frío glacial, respirando mediante una bombona de oxígeno, Blacker consiguió fotografiar el Techo del Mundo. La misión fue un éxito, y los aviadores recibieron una gran bienvenida en su regreso a Inglaterra. En una carta que Stewart Blacker escribió para Rolex, declaró: «Cuesta imaginar que se haya sometido a relojes a condiciones tan extremas». Las fotografías que se tomaron aquel día, mantenidas en secreto hasta 1951, se utilizaron para la expedición Hunt, que escaló con éxito por primera vez el Everest en 1953, también equipada con relojes Rolex.