Más de un siglo después de su fundación, tras haber superado los desafíos de precisión, hermeticidad, robustez y autonomía, la Manufactura Rolex comienza un nuevo capítulo en su historia de la relojería, embarcándose en la búsqueda de la esbeltez superlativa.
Un legado de innovación
Inspirándose en la estética de los primeros relojes Oyster Perpetual, Rolex aprovechó más de un siglo de innovaciones técnicas, así como su independencia industrial, para reescribir la visión de futuro de su fundador. Siguiendo el camino iniciado por Hans Wilsdorf desde la fundación, la marca se distingue ante todo por su proeza relojera.
El nuevo 1908 no es en absoluto un reloj nostálgico. Mientras que la esbeltez de su caja de oro de 18 quilates o platino 950 se basa en los estándares de los primeros años de Rolex, el rendimiento de su calibre 7140 completamente nuevo cumple los estrictos estándares de la certificación de Cronómetro Superlativo.
Esbeltez, la esencia Rolex
La presencia de un fondo transparente, una característica poco común para la marca, permite admirar el refinamiento y la técnica del movimiento automático, equipado con la espiral Syloxi, un escape Chronergy y amortiguadores de golpes Paraflex, garantizando una reserva de marcha de aproximadamente 66 horas. La exigencia de esbeltez es un desafío que los equipos de Rolex han superado creando una caja que es aproximadamente un tercio más pequeña que la de los modelos de la colección Oyster Perpetual, sin comprometer el rendimiento del movimiento. También ha sido diseñada para anticiparse a las necesidades superlativas de precisión y fiabilidad. Esta búsqueda de la esbeltez ha implicado el desarrollo de soluciones técnicas innovadoras para dominar a la perfección el ensamblaje del oscilador, por ejemplo.
La emoción de la delicadeza
El trabajo realizado en el diseño del 1908 revela la excelencia del savoir‑faire de Rolex. Rodeada por su bisel abombado y estriado, la esfera minimalista se inspira en los relojes Oyster Perpetual originales de 1931. Cada detalle, de las agujas a los índices de las horas, se ajusta con una precisión de centésimas de milímetro. Como un paisaje vivo, el fondo transparente revela los delicados acabados del calibre 7140, entre ellos la decoración Côtes de Genève Rolex y la masa oscilante calada en oro.
El 1908 es el reflejo definitivo de la proeza relojera en movimiento perpetuo.