Hermeticidad

Hermético de principio a fin

Tenemos una definición singular de la hermeticidad.

Para nosotros, la calidad hermética de nuestros relojes es meramente un resultado de la experiencia de todo nuestro proceso de fabricación, del diseño al ensamblaje final. Desde la creación en 1926 de la caja Oyster, la primera caja hermética del mundo, hemos desarrollado varias innovaciones que han refinado este sello distintivo.

Las coronas de cuerda Twinlock y Triplock, la válvula de helio y el sistema Ringlock han perfeccionado sucesivamente la hermeticidad y la resistencia de nuestros relojes a la mayoría de los agentes agresivos externos. Pero estos avances técnicos, por tan decisivos que sean, solo son importantes debido a la cultura hermética que rige toda nuestra cadena de producción.

La cuba hiperbárica

Tenemos una definición singular de la hermeticidad. La hermeticidad incomparable de su Rolex es fruto de una disciplina que nos aplicamos continuamente.

No solo nos encargamos de cada aspecto de nuestro diseño y manufactura, sino que también controlamos a la perfección nuestros entornos de trabajo en cada paso de la fabricación. En concreto, verificamos meticulosamente la pureza del aire y el nivel de humedad en cada uno de nuestros talleres. Pero la hermeticidad también está presente en nuestros métodos de almacenamiento y ensamblaje, así como en los gestos humanos que, con tiempo y esfuerzo, preservan nuestra pasión centenaria por un trabajo bien hecho. Todo esto y más explica por qué nunca nos preocupamos cuando, al final de nuestro largo proceso de producción, ponemos todos nuestros relojes a prueba en cubas hiperbáricas. La hermeticidad incomparable de su Rolex es fruto de una disciplina que nos aplicamos continuamente.

El «savoir‑faire» relojero de Rolex

Excelencia en desarrollo